26.2.05




La tierra se abrió tal y como lo hicieron mis piernas al verlo. Abiertas en una bienvenida húmeda y cálida, hambrienta de dolor.

Deseé el mal en su estado más puro y se me dió la oportunidad de saborearlo. Saborear su piel ácida, su lengua áspera, su sabor caústico al correrse en mi boca.

Ahora, inmóvil, llena de arañazos, desgarros y quemaduras, pienso en pasar la eternidad en el infierno. Cancelar mi suscripción a la resurrección.

5 Comments:

Blogger Fragile said...

Siempre es delicioso el sexo, ¿no?

1:37 p. m.  
Blogger Ni nada ni nadie. said...

Palabras.
Y además no hicimos nada.

11:46 p. m.  
Blogger ORACLE said...

mejor pensar en el infierno cuando uno empiece a experimentar remordimientos.

7:30 a. m.  
Blogger Fragile said...

Melmoth: no hacer nada, no hacer nada... Sólo de pensar en hacer algo entro en éxtasis mental y físico.

Oracle: ¿tú no sientes remordimientos por nada? Eso es que no tienes conciencia.

Pesadilla: yo sí lo necesito, para salvarme de según qué situaciones que provoco yo sola, que cuide de mi integridad física. Al alma, que le den por culo. ¿O era al revés?

6:25 p. m.  
Blogger ORACLE said...

será por eso...no creo que los remordimientos sirvan para mucho. es esa arma arrojadiza que la iglesia le sacó tanto jugo para encadenar los sueños de tantas y tantas generaciones. así pues yo solito voy a enmendar una pequeñísima parte de ese error y para balancear me paso al otro extremo.

7:13 a. m.  

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