Mr.Self Destruct
Se levantó y se dirigió al baño dando tumbos. Las náuseas olían a bourbon, el vómito tenía ese color entre orín y bilis. "Menuda mierda la de anoche, joder. Casi no recuerdo nada".
Se miró al espejo, su rostro estaba pálido y frío. Una mancha grisácea oscurecía su mirada, nublada por la resaca. Sentía en el interior de su boca la saliva espesa. La lengua en carne viva le dolía, la sacó y la observó en el espejo bajo la luz mortecina de la bombilla. Tenía unas marcas alrededor, heridas abiertas que empezaron a sangrarle cuando abrió la boca. No lograba recordar cómo se las hizo, no sabía ni cómo había llegado a casa. No le dió más importancia y se enjuagó la boca con el último trago de bourbon que le quedaba. Al dejar el vaso sobre la pica, notó que algo cálido le recorría el antebrazo, hasta llegar a la punta de los dedos. Era sangre. También tenía una herida limpia y profunda a medio brazo. Asustado, cogió una toalla para contener la hemorragia. Y con el simple hecho de mover el otro brazo, comenzó sangrar éste también. Una herida idéntica de la cual emanaba sangre a borbotones.
Se mareó. El baño empezó a girar a su alrededor. Notaba cómo la sangre salía de sus heridas abiertas, cómo perdía un litro, dos...
Agarrándose a las paredes y a los pocos muebles que tenía, se acercó hasta a la habitación para llamar a urgencias. Sentía que perdía el equilibrio y se dejó caer sobre la cama. "Mierda, ¿dónde coño está el teléfono? Joder, ¿qué esto de aquí? Creo que no traje a nadie a casa". Se había clavado algo en su culo, una mano. Como pudo se levantó y se irguió junto a la cama. Tiró de las sábanas para ver quién cojones estaba durmiendo en SU cama mientras ÉL se moría.
Era él mismo ya muerto que recordaba una y otra vez la agonía de su propia destrucción.
Se miró al espejo, su rostro estaba pálido y frío. Una mancha grisácea oscurecía su mirada, nublada por la resaca. Sentía en el interior de su boca la saliva espesa. La lengua en carne viva le dolía, la sacó y la observó en el espejo bajo la luz mortecina de la bombilla. Tenía unas marcas alrededor, heridas abiertas que empezaron a sangrarle cuando abrió la boca. No lograba recordar cómo se las hizo, no sabía ni cómo había llegado a casa. No le dió más importancia y se enjuagó la boca con el último trago de bourbon que le quedaba. Al dejar el vaso sobre la pica, notó que algo cálido le recorría el antebrazo, hasta llegar a la punta de los dedos. Era sangre. También tenía una herida limpia y profunda a medio brazo. Asustado, cogió una toalla para contener la hemorragia. Y con el simple hecho de mover el otro brazo, comenzó sangrar éste también. Una herida idéntica de la cual emanaba sangre a borbotones.
Se mareó. El baño empezó a girar a su alrededor. Notaba cómo la sangre salía de sus heridas abiertas, cómo perdía un litro, dos...
Agarrándose a las paredes y a los pocos muebles que tenía, se acercó hasta a la habitación para llamar a urgencias. Sentía que perdía el equilibrio y se dejó caer sobre la cama. "Mierda, ¿dónde coño está el teléfono? Joder, ¿qué esto de aquí? Creo que no traje a nadie a casa". Se había clavado algo en su culo, una mano. Como pudo se levantó y se irguió junto a la cama. Tiró de las sábanas para ver quién cojones estaba durmiendo en SU cama mientras ÉL se moría.
Era él mismo ya muerto que recordaba una y otra vez la agonía de su propia destrucción.